5 lecciones de negocios que me enseñó 2018

Y cómo aplicarlas para mejorar este 2019.


Todo en este blog se trata de ti. Mi intención principal cuando creo una nueva entrada, es brindarte una pieza de contenido que de alguna forma te ayude a unir las piezas del gran rompecabezas que resulta construir un negocio online. Es por ello que escribir un post como este, sobre las que considero las mayores lecciones en mi negocio en 2018, puede saberme un tanto narcisista. Sin embargo, te pido que permanezcas conmigo en este recuento porque creo sinceramente que algo de lo que he aprendido a costa de errores, puede convertirse en un salto que te ayude a ahorrarte algunos malos tragos o estancamiento.

Considero que 2018 fue un año de mucho crecimiento para mi proyecto. Pasé del completo aislamiento virtual, a lograr conexiones que realmente me llenan el alma, pese a que la mayoría son con colegas y clientes que se encuentran al otro lado del mundo -¡viva la tecnología, big time!-.

Además, de estar en una situación en la que parecía que ni mi madre leía mi blog, cerré el año con un promedio de 1400 visitas mensuales. La cifra es aún bastante modesta, sin embargo, esto ha significado una revolución en cuanto a la forma en que planeo mi calendario editorial, la cantidad de clientes que me buscan y, lo más importante, mi mentalidad emprendedora… Digamos que por fin me la estoy creyendo y comienzo a actuar como la mujer de negocios que realmente quiero ser. 

Entonces, ¿cuáles son las lecciones que me deja el 2018 para compartir contigo?


Menos es más

La regla del 80- 20 que indica que el 20% de nuestras acciones traerán el 80% de nuestros resultados se develó en todo su esplendor el año pasado y la idea es aplicarla de manera mucho más intencional durante 2019.

En este primer apartado te contaré un poco sobre la forma más clara en que se manifestó, pero la verdad es que influye en todas las otras lecciones de este post. De una forma u otra, cada uno de los mayores aprendizajes del año pasado se vincula al principio: menos es más.

Para ponerte un poco en contexto, es necesario contarte que en 2017 cuando abrí este blog y comencé mi aventura emprendiendo online (tengo muuuuucho más experiencia emprendiendo offline), tenía la idea de que para hablar de negocios debía abarcar todos los ángulos y variables posibles, es decir, hablar sobre redes sociales, mindset, organización, desarrollo web, embudos de venta, estrategia digital, servicio al cliente, desarrollo de marca y de producto… etc, etc, etc… Y no me mal entiendas, sigo abordando todos esos temas pues me encantan y sigo preparándome en todo ellos, sin embargo he vuelto el desarrollo web mi foco principal, y lo he delimitado aun más especializándome en Squarespace.

El poder de encontrar tu nicho 

Llegar al punto de depurar mi nicho de mercado de una forma tan tan definida, contrario a lo que la mayoría podría imaginar, me ha abierto las puertas de muchas maneras. Ha sido una estrategia de posicionamiento invaluable y me ha permitido crear una plan de contenidos mucho más efectivo. Siempre estoy probando, construyendo y reconstruyendo, sin embargo es mucho más fácil hacerlo cuando sabes a dónde vas que si sólo te dejas jalar hacia mil direcciones diferentes.

Ahora soy capaz de decir a qué me dedico de una forma mucho más elocuente,  puedo crear contenidos que realmente sirven a una audiencia específica y voy haciéndome un nombre en una carrera que me encanta.

Así que menos rollo ha significado mucho más foco.


Definir a nuestro cliente ideal es vital

Seguramente no soy la primera de quien lo escuchas y seguro no seré la última: Necesitas conocer a tu cliente ideal como si se tratara de tu mejor amig@.

Fácil de decir en la teoría, complicado como el demonio en la práctica. 

Es necesario vencer de una buena vez la idea limitante de que “los clientes escasean” y que por ello mientras más amplia sea nuestra oferta más fácilmente habrán de tocar a la puerta de nuestro changarrito vitual. ¡No hay nada más falso! En estos tiempos de tanto ruido donde la mayoría de las voces dicen lo mismo, crear un mensaje afilado, que corte el ruido, es vital, y eso sólo se logra si sabes a quién le estas hablando. Tal cual, no hay atajos.

Por mi parte, siempre he tenido más o menos una buena idea de a quién me dirijo, el reto apareció en la segunda mitad del año cuando me di cuenta de que mi cliente ideal no se beneficiaba de mi servicio de diseño web a medida, que además era el servicio donde estaba enfocando todo mi marketing.

Sucede que mi corazón está principalmente con aquellas emprendedoras que van iniciando su carrera online, sin embargo, creo que la inversión en un diseño a medida no es tan valiosa para alguien que a penas comienza… Vendrán tantos ajustes y reajustes en un negocio que apenas empieza, que en chico rato, el diseño quedará obsoleto y será necesario replantearlo todo. 

Considero que cuando vamos empezando es necesario “agarrar el toro por los cuernos”, superar los bloqueos con la tecnología y aprender a gestionar nuestra web por cuenta propia.

Al darme cuenta de que mi más grande oferta realmente no servía mi tipo de cliente ideal, dediqué el último tercio del año a desarrollar mis Kits de Diseño Web en Squarespace, para ofrecer de una forma asequible, todas las herramientas necesarias para crear un sitio web efectivo, chulo y fácil de mantener.

Un diseño web a media será una inversión mucho más saludable para una emprendedora con un proyecto que tenga más de dos años, que ya ha definido quién es su cliente ideal, que ya está creando contenidos de forma regular y que ya tiene una carta de servicios y/o productos bien estructurada.

Una vez que fui capaz de entender esto, he vuelto parte de mi misión para este nuevo año, conocer mejor al cliente ideal para el cual van dirigidos mis servicios a medida y hacer los ajustes necesarios a mi proceso para poder servirle de la mejor manera posible a cada tipo de cliente que tengo.

Menos querer gustarle a todo el mundo ha significado más conocimiento y entendimiento de mi audiencia objetivo.


 +Pinterest -Instagram

Ufff… Debo confesar que esta ya me la sabía a principios del año pasado, pero creo que no la asimilé como debía pues durante el 2018 volví a ser presa de la ilusión que genera la gratificación instantánea de Instagram y dejé de lado la mucho más eficiente estrategia de Pinterest.

Es muy fácil, pero muy fácil para mi enrollarme escroleando en Insta y perderme viendo Stories… Y eso quita muuuucho tiempo. Por otro lado, crear contenido para esta red social también puede absorber un buen cacho de la jornada y, en comparación con Pinterest, generar muy pocos resultados.

Casi el 90% del tráfico a mi blog que proviene de redes sociales se genera de Pinterest pese al poco tiempo que le dedico (casi nulo en los últimos meses), contra menos de un 3% que viene de instragram… cuando esta ultima en ocasiones me quita horas enteras del día.

Lo que me lleva a la obvia pregunta: ¡¿Ale, qué rayos haces dedicándole tanto a Instagram y descuidando tanto Pinterest?!

Yo sé, hay quien podría decir: “Pues es que lo que sea que estés haciendo en Instagram, no lo estas haciendo bien”, y le concedería yo toda la razón. Sin embargo, sigo creyendo que hago mejor uso de mi tiempo si me dedico a explotar algo que ya está funcionando, que si me pongo a descifrar algo que no, así que es parte de la misión de mi planeación de contenidos para este 2019 ajustar mi estrategia de forma que se centre en Pinterest sin que signifique descuidar la comunidad que ya tengo en Instagram.

Menos tiempo intentando vencer el algoritmo, deja más tiempo para explotar lo que ya está funcionando.


La creación de contenidos manda

Y aquí hace falta agregar que la creación de contenidos de valor y con objetivo, es la estrategia ganadora.

Pasé el primer año de mi blog creando contenidos de valor que nadie leía y hay un par de ajustes clave que realicé el año pasado para que esto cambiara. 

Primero: La investigación

Responder la sencilla pero muy importantita pregunta “¿Qué está buscando mi audiencia ideal en Google, Pinterest y Youtube?”, ha sido vital para crear contenidos que me den visibilidad. 

Creo que los contenidos que estaba creando antes sí eran de valor, el detalle es que no daban una respuesta concreta a una búsqueda específica, simplemente eran posts demasiado abstractos sobre temas generales que a mí me parecía que una emprendedora debía saber pero no necesariamente algo que mi audiencia objetivo se pusiera a buscar en Youtube, por ejemplo.

Ese reajuste en mi estrategia de contenidos ha significado una diferencia de la noche a la mañana en las visitas a mi blog.

Segundo: SEO

No soy una experta en optimización para motores de búsqueda o SEO por sus siglas en inglés, estoy lejos de serlo y es un tema que se me hace pesado, lo que sí tengo clarísimo es la graaaaan importancia que tiene aprender sobre el asunto si queremos dar visibilidad a nuestro blog y a nuestra web en general.

Dediqué una buena cantidad de horas el año pasado a entender la ciencia y el arte que están detrás del posicionamiento en motores de búsqueda, sobre todo de los que más me interesan: Google, Pinterest y Youtube.

Aún me falta mucho por aprender y ajustar a mi estrategia, sin embargo, la dedicación ha rendido frutos y he alcanzado la primera página de Google para algunas palabras clave para mi negocio. 

Pienso continuar dedicándole tiempo a esto en 2019 para mejorar.

Menos contenidos, mucho más enfocados es la tendencia que planeo continuar para mi calendario editorial este año.


Conexión, conexión, conexión 

Volveré a hablar de Instagram en este último punto y es porque sucede que fue un verdadero reto de 2018 hacer las pases con esta plataforma.

Como mencioné antes, en lo que se refiere al trafico a mi web, mi estrategia en Instagram deja mucho que desear. También son contados los suscriptores que han llegado gracias el “link en mi bio”. 

Sin embargo, hay un mega plus que veo en Instagram que aún no encuentro cómo cuantificar con precisión, que me hace aferrarme a esta red social cual koala a su eucalipto y es el NETWORKING

Instagram me ha dado la oportunidad de conectar con muchísimas emprendedoras maravillosas, para entrevistarlas, para seguir su día a día, para aprender y compartir, que es imposible ponerle un número al valor que eso ha traído a mi vida.

Las relaciones que he creado gracias a esta red social me hacen sentirme acompañada en esta vida freelance que tiende a ser bastante solitaria. Fuera del mundo online, estoy rodeada de familia y amigos que trabajan de forma mucho más tradicional, donde parece que me faltan un par de tornillos debido a mis ideas de crear una vida y un negocio bajo mis propios términos.

Hacer networking en redes sociales, particularmente Instagram, y conocer tantos proyectos inspiradores ha sido, más allá de todo lo aprendido, una reafirmación de que lo que persigo es posible.

Por esta y varia razones, es una misión para este 2019, entender las redes sociales (Instagram en mi caso, pues es en la que me enfoco) como lo que son: un espacio para cultivar la comunidad, no tanto para ganar el tipo de visibilidad que deseo.

Enfocarme menos en crecer el numero de seguidores, me permitirá cultivar una relación mucho más genuina en redes sociales.


He ahí un resumen de las lecciones del año pasado para continuar aplicando y mejorando éste. Ya te tendré al tanto.

Cuéntame tú si te relacionas con alguna, o si te causó sorpresa algún punto, y compárteme qué aprendiste tú durante 2018. Puedes hacerlo en los comentarios de este post o por Insta en el post dedicado a esta publicación



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Te mando un fuerte abrazo,

nos encontramos muy pronto

y recuerda:

Ale Zenteno

Me especializo en Squarespace para expertos, creativos y marcas personales impulsando su carrera digital con una web que les llene de orgullo para que vendan sus servicios y programas con confianza.

He trabajado en docenas de proyectos con clientes en México, Sudamérica y España.

Llevo el canal de Youtube “Negocios Online de la A a la Z” especializado en Squarespace y otro llamado “Círculo Mínimo Viable” sobre negocios online, emprendimiento minimalista y marketing digital con mi co-anfitriona Barb Coach.

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